Pisaba el mundo sin miedo alguno, con mi capa que me protegía de todo lo vulnerable que soy, hasta que un día llegaste y me enseñaste que ese mundo solo era una parte de todo lo que podía pisar y transformar. Me emparchaste las heridas con risas, dejando que vea las cicatrices y me sienta orgullosa de ellas, llegaste a tiempo para remover la tierra y darme la luz pa' crecer.
Llegaste para enseñarme que amar no es solo el todo, sino amarte en el cambio, la permanecía, las idas, vueltas, los grises y blancos, en lo que cada día nos depare.
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